En principio, la elección de una persona ajena a nuestra empresa puede ser considerada como una solución arriesgada y radical, sin embargo, veremos que las ventajas que conlleva merecen ser tenidas en cuenta, siempre y cuando apliquemos esta solución controladamente, tanto en lo referente a los plazos, como a los objetivos que nos hemos fijado. Todo ello, recordemos, resulta más complejo en las empresas familiares.
Para que la dirección externa resulte eficaz, deben atenderse una serie de aspectos que ha de tener en cuenta la persona elegida:
- - Aplicar soluciones eficaces orientadas a los objetivos o resultados marcados. Esto significa que ha de ceñirse, exclusivamente, a los parámetros marcados por la empresa. En relación a este punto, habría que añadir que esa persona ha de saber adaptarse a las necesidades puntuales del empresario. Un buen directivo ha de saber analizar su misión, determinar los factores críticos de su éxito para alcanzarla y priorizar los procesos clave para cumplir su tarea.
- Mostrar una visión objetiva de los problemas, mediante la aplicación de las experiencias prácticas adquiridas en otros escenarios similares al que se le presenta. La persona elegida cumple una función de complemento del gerente de la empresa, ya que éste realiza habitualmente una gran cantidad de trabajo a un ritmo vertiginoso. La visión objetiva, metódica y sistemática del director externo actúa en el momento dado en el que se integra en la empresa como elemento crítico y corrector de la labor del gerente, que conlleva más acción que reflexión.
Por lo tanto, frente a la figura del gerente de la pyme, que desarrolla una labor más amplia y, en muchos casos, más difusa, el directivo externo cumple una función centrada en la resolución de unos determinados objetivos prefijados.
- Actuación "in situ". Es decir, el directivo externo ha de estar presente de un modo físico en la empresa para, así, implicarse en los resultados de la manera adecuada, proporcionando una atención personalizada que, por supuesto, ha de ser confidencial.
Por otro lado, entre las razones que muestran la conveniencia de contar con un directivo externo, podemos citar varias. Una de ellas es evidente: la ayuda en la clarificación de un problema concreto. Además, consigue identificar el margen de maniobra adecuado de la tarea asignada y multiplica los recursos de comprensión internos y externos de la organización empresarial. Es decir, que la aportación de una visión independiente puede ser la solución para suplir las carencias (de experiencia, motivación, formación, etc.) que pudiera tener la pyme, y de las que no era consciente hasta el momento.
La labor del directivo externo temporal permite "focalizar" esfuerzos, concentrarlos en una tarea concreta y puntual, sin tener que recurrir a los recursos de la gerencia o del equipo directivo habitual que, en caso contrario, debería desatender parcialmente sus labores habituales para acometer esta tarea concreta.
Del mismo modo, la actuación del directivo externo temporal permite un mayor grado de especialización, atención, dedicación y efectividad, consiguiendo mejores resultados y en un período de tiempo más reducido.
Si la persona seleccionada cumple con estos requisitos, ésta contribuirá de manera positiva a la continuidad de la empresa. Por lo tanto, es importante que el directivo externo se ciña de manera satisfactoria a los puntos mencionados. En este sentido, la labor del directivo externo ha de estar sometida a un seguimiento, evaluación y control por parte de la empresa, a través de informes periódicos, reuniones, etc.
Mediante este control, el empresario comprueba si la persona contratada cumple escrupulosamente sus compromisos, atendiendo a las reuniones, preparándose con tiempo suficiente la información que se le requiere o participando en las cuestiones debatidas, ofreciendo ideas, criterios y soluciones. De este modo, y si el directivo responde adecuadamente, se consigue una combinación perfecta entre una visión interna de la compañía y otra externa, que aporta un enfoque estratégico y a largo plazo del potencial de la empresa.
Por todo ello, consideramos que es un factor de efectividad que, ante determinadas situaciones, el empresario o directivo de pyme debe ponderar como potencialmente factible.
No hay comentarios:
Publicar un comentario